El gato en Egipto

9:36 Sandra Campos 0 Comentarios

El gato fue la personificación de una divinidad: Bastet, la señora de Bubastis, leona con cabeza de gato 

El orígen del gato se remonta en Egipto alrededor del  2900 a.c. Se convirtión en una deidad local en el Delta del Nilo llamada. Esta diosa convirtió a Bubastis en capital del país.



Bastet era la protectora del hogar y simboliza la alegría de vivir, pues se considera la deidad de la armonía y la felicidad. También de la feminidad, la música y la danza. Se representa en forma de mujer con cabeza de gato o bajo la forma de un gato doméstico.


Se asocia con la luna y el sol. Asociada al sol se representa como una diosa buena y amable, diosa de la música y protectora de la luna, mientras que asociada con la luna representa ese espíritu misterioso e independiente que siempre tienen los gatos.


Para el desarrollo del culto a Bastet los sacerdotes solían escoger un gato con unas características muy especiales el cual era adorado y venerado como si de la encarnación de la diosa se tratara. Asimismo, en ciertas fechas solían celebrarse unas procesiones al anochecer durante las cuales una imagen de la deidad era transportada en barcas adornadas con guirnaldas de flores y alumbradas por antorchas, al tiempo que se cantaban todo tipo de alabanzas en su honor. Cuando se llegaba a tierra firme se celebraban unas fiestas orgiásticas que duraban hasta el amanecer.


Los egipcios creían que los gatos traían bendiciones a las casas de sus amos, por eso casi cada familia egipcia tenía uno en su hogar. Hasta donde se sabe, los gatos eran llamados miu o mii, tal como suena un maullido. Los felinos domésticos eran tan queridos, que comían igual o mejor que los miembros de la familia y había hogares donde el gato era el primero en comer. Los más estimados eran los negros, que eran extremadamente raros.


Respecto al trato corriente que daban a estos animales cabe decir que era tan especial que cuando uno de ellos caía enfermo recibía tantos cuidados y atenciones como los que se daban a los niños, y si a pesar de ello moría, toda la familia se vestía de luto y se afeitaban incluso las cejas. A continuación el dueño del felino envolvía el cadáver en un paño de lino, llevándolo sin demora a "La Casa de la Purificación" para que fuese momificado.

Tanto se apreciaba a los gatos que se consideraba que todos ellos eran propiedad del faraón, aunque éste permitía que los plebeyos los cuidaran. Los gatos incluso figuraban en la interpretación de los sueños, pues se decía que si un hombre veía a uno en sus sueños tendría una buena cosecha. Matar a un gato estaba castigado con la pena de muerte ya que a través de los ojos de éste estaba presenta la diosa Bastet que cuidaba y protegía a los hombres de todo mal.


El cementerio de gatos más grande de todo Egipto estaba precisamente en Bubastis, un lugar al que acudían gentes de todo el país para dar sepultura a sus queridos felinos. Algunos comerciantes carentes de todo escrúpulo se dedicaron a criar gatos en granjas especiales, gatos que llegado el momento eran "piadosamente sacrificados retorciéndoles el cuello". Tras ser momificados, sus restos eran vendidos a los peregrinos para que los llevasen como ofrenda al santuario de la diosa Bastet. en 1.859 fue descubierto en Beni Hassan (desgraciadamente por un grupo de ignorantes desaprensivos) un cementerio con 300.000 gatos momificados, quienes tras llevarse las momias a Alejandría, las machacaron a conciencia, vendiendo con posterioridad el polvo resultante como abono a Inglaterra.

Una leyenda cuenta que, en una batalla entre persas y egipcios, el general persa ordenó a sus soldados arrojar gatos vivos por encima de la fortaleza de los egipcios. Se dice que los egipcios prefirieron rendirse antes que permitir que siguieran lastimando así a los gatos.

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